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Epidemia del Autismo: Cifras, Causas y Soluciones

La prevalencia del autismo ha aumentado dramáticamente, de 1 en 150 niños en el 2000 a 1 en 31 en 2022, con disparidades alarmantes entre grupos étnicos. Este episodio investiga posibles causas ambientales y médicas, mientras descarta teorías genéticas. Escucha historias reales de familias afectadas y un llamado urgente a la acción para avanzar en la prevención, la transparencia en la investigación y el apoyo a las familias.


Chapter 1

Escalating Prevalence and Nature of the Autism Epidemic

Felicity

¡Hola a todos, bienvenidos a un nuevo episodio de nuestro podcast! Soy Felicity de On Er Ediciones, y hoy vamos a abordar un tema que está generando titulares, debates y, sobre todo, una profunda preocupación: el aumento alarmante de las tasas de autismo en niños, particularmente en los Estados Unidos, y lo que esto podría significar para el mundo entero. Prepárense, porque este monólogo de 21 minutos va a ser intenso, informativo y, espero, un llamado a la reflexión. Vamos a basarnos en datos recientes, en lo que sabemos hasta ahora, y en las preguntas que todos deberíamos estar haciendo. ¡Empecemos!

E.J. Asso

Una crisis que no podemos ignorar Imagina esto: en los años 60, el autismo era tan raro que afectaba a 1 de cada 10,000 niños. Hoy, en 2022, según el último informe de los Centros para el Control de Enfermedades ( C D C) de Estados Unidos, 1 de cada 31 niños de 8 años tiene un diagnóstico de trastorno del espectro autista ( T E A ). ¡Eso es un aumento de casi cinco veces desde el año 2000, cuando la cifra era 1 en 150! Y no solo eso: casi dos tercios de estos niños presentan discapacidades intelectuales graves o limítrofes, con un coeficiente intelectual menor a 85. Estamos hablando de una epidemia, una catástrofe de salud pública que afecta a millones de familias. Pero, ¿qué está pasando? ¿Por qué está subiendo tan rápido? Hoy vamos a explorar estas preguntas, basándonos en datos oficiales y en la urgencia de encontrar respuestas.

Felicity

Los números no mienten Primero, dejemos claros los datos. El informe más reciente del C D C, publicado el 15 de abril de 2025, detalla que la prevalencia de autismo en niños de 8 años en 2022 fue del 3.22%, o 1 en 31. Esto representa un aumento del 17% desde 2020, cuando la cifra era 1 en 36. En algunos estados, como California, la situación es aún más alarmante: 1 de cada 12.5 niños tiene TEA. Y no es solo un número; es una realidad que impacta a familias enteras. Los datos muestran que el autismo es 3.4 veces más común en niños que en niñas, con 1 de cada 20 niños afectados en promedio. Pero lo que realmente golpea es la gravedad: el 39.6% de los niños diagnosticados tienen una discapacidad intelectual, y en comunidades minoritarias, como las afroamericanas o asiáticas, este porcentaje sube al 50% o más.

E.J. Asso

¿Por qué estos números son tan preocupantes? Porque no estamos hablando solo de un diagnóstico; estamos hablando de niños que, en muchos casos, enfrentarán desafíos de por vida: dificultades para comunicarse, aprender o vivir de manera independiente. Y esto no es solo un problema de Estados Unidos. En el Reino Unido, los datos de 2024 muestran una prevalencia del 2.8% en niños y 0.65% en niñas, con un aumento de casi ocho veces entre 1998 y 2018. Estamos ante un fenómeno global, y los datos están retrasados. ¡Es 2025 y apenas tenemos cifras de 2022! Esto es inaceptable, y figuras como Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud de EE.UU., están exigiendo datos en tiempo real.

Felicity

¿Qué está causando esta epidemia? Aquí viene la gran pregunta: ¿qué está causando este aumento vertiginoso? Vamos a descartar algunas cosas de entrada. Los factores genéticos, o endógenos, no pueden explicar este cambio tan rápido. Los genes no mutan de un día para otro, así que, aunque puede haber predisposiciones genéticas, no son la causa principal. También podemos descartar factores sociológicos o psicológicos, como el estrés o la crianza. El autismo es un trastorno biológico, con impactos claros en el cerebro, que resultan en discapacidades intelectuales y características específicas del TEA. Esto nos lleva a una conclusión inevitable: la causa es ambiental. Algo en nuestro entorno está desencadenando esta epidemia. Pero, ¿qué podría ser? Hay varias hipótesis.

E.J. Asso

Podría ser una toxina ambiental, como metales pesados (mercurio, plomo) o pesticidas, que se han relacionado con un mayor riesgo de autismo en estudios epidemiológicos. Por ejemplo, un estudio de 2014 encontró que sustancias como los éteres de difenilo polibromados y el herbicida glifosato tienen tendencias crecientes que coinciden con el aumento del autismo. También se ha hablado de la exposición materna a contaminantes durante el embarazo, que podría alterar el desarrollo cerebral del feto.

Felicity

Otra posibilidad es que sea iatrogénica, es decir, causada por intervenciones médicas. La palabra “iatrogénico” viene del griego “iatros”, que significa médico. ¿Podrían ciertos medicamentos, procedimientos o incluso un “efecto cóctel” de múltiples factores estar contribuyendo? No voy a señalar a nadie ni a nada específico, porque aquí necesitamos ciencia, no especulación. Pero lo que está claro es que algo en nuestro entorno moderno—alimentos, agua, aire, intervenciones médicas—está interactuando de una manera que no veíamos hace 50 años. Y necesitamos respuestas urgentes.

E.J. Asso

Hagamos una pausa para pensar en las familias. Imagina ser un padre o una madre que ve a su hijo de 2 años, perfectamente sano, comenzar a mostrar signos de autismo a los 3. Es devastador. Y no es solo una tragedia personal; es un desafío económico y social. Los niños con TEA y discapacidades intelectuales graves a menudo necesitan cuidados de por vida, educación especializada y servicios que ya están saturados. Un estudio estima que el costo del autismo en EE.UU. podría alcanzar los $461 mil millones para 2025 si las tasas siguen subiendo. Y no olvidemos el impacto emocional: familias enteras están lidiando con esta realidad, y muchas veces sin suficiente apoyo.

Felicity

Lo más alarmante es la falta de acción hasta ahora. Como dijo Robert F. Kennedy Jr., “es imperdonable que no hayamos identificado la causa hace 20 años”. Pero hay esperanza. Kennedy ha anunciado que un equipo de científicos de primer nivel está trabajando en identificar las causas ambientales del autismo, con resultados esperados para septiembre de 2025. Este esfuerzo involucra a epidemiólogos, médicos y estadísticos, y está respaldado por el gobierno de EE.UU. Sin embargo, hay desafíos: posibles obstrucciones internas, datos que podrían estar incompletos o retrasados, y un tabú persistente alrededor de ciertos temas que dificulta la discusión abierta.

E.J. Asso

Entonces, ¿qué hacemos mientras esperamos que la ciencia nos dé respuestas? Primero, necesitamos exigir transparencia y datos en tiempo real. No podemos seguir trabajando con cifras de hace tres años. Segundo, debemos apoyar a las familias afectadas. Esto significa más recursos para terapias, educación y servicios de apoyo, especialmente en comunidades minoritarias que enfrentan mayores tasas de TEA y discapacidades intelectuales. Tercero, debemos abrir el debate. Como señala el Brownstone Institute, hay un tabú extraño alrededor de este tema, y la ciencia debe ser valiente, seguir la evidencia sin miedo a los dogmas.

Chapter 2

Investigando las Influencias Ambientales y Médicas

Felicity

Finalmente, un mensaje para todos nosotros: eduquémonos, hablemos de esto, y mantengamos la presión para que se investigue a fondo. El autismo es prevenible, porque no siempre fue así. Hace 60 años, era raro; hoy es una crisis. Si descubrimos la causa, podemos reducir los casos nuevos, aunque los niños ya afectados necesitarán nuestro apoyo de por vida. Dediquemos un momento para pensar en esas familias, en esos niños, y comprometámonos a buscar la verdad, sin importar a dónde nos lleve.

E.J. Asso

¡Gracias por escuchar! Si este tema te tocó, comparte este episodio, déjanos tus comentarios, y sigamos esta conversación. Nos vemos en el próximo episodio.